jueves, 21 de abril de 2011

Confesiones de Rodrigo San Román...

Hay una historia que nunca conté por razones desconocidas. Tal vez un poco de vergüenza hacia mi sobrenombre o un poco de indecisión. Hoy decidí hacerla pública a través de este blog. Gracias Roberto por darme este espacio comunicativo.
   
Camino al aeropuerto de Frankfurt.

En Abril del año 2010 me disponía después de cinco largos años de ausencia regresar al país. Vivía en Freiburgo sin una dirección concreta e hice el largo camino hacia Frankfurt del Meno; en donde tomaría mi vuelo de regreso a tierras incaicas.

Desde el comienzo fue una pesadilla. No quería gastar dinero en comprarme alguna maleta, así que metí todos mis cachivaches en una caja de plástico, y a partir de cartones gruesos le construí llantas. Después de tres bajadas de trenes, ya no existían rueditas. Así que lo único que hice fue jalar con una correa la caja, y cuando la gente me miraba raro simulaba que era mi perrito.


¡Todos los vuelos
estaban cancelados!
Todos los
trabajadores del aeropuerto
estaban dopados...
Llegué al aeropuerto. Había muy poca gente. Los trabajadores del aeropuerto parecían dopados duermiendo sobre el suelo. Me dirigí a ver la pantalla de los vuelos, y me encontré con la ingrata sorpresa que todos estaban anulados. ¡¿Eh?!, me dije. La última vez que pasó eso fue en el once de septiembre.

 Con una mano en el corazón corrí hacia el counter para preguntar que era lo que pasaba. Una bella señora y un señor me contaron que Europa se encontraba en la crisis aeronáutica más grande desde el 2001, y que me iba a tener que quedar varios días más por Alemania. Por suerte mi amigo Roberto, el creador de este blog, se encontraba por la misma ciudad; así que me hice invitar y me hospedé en su pequeño departamento europeo.

Me sentía desconsolado...
Los días pasaban…hasta que lo inevitable pasó. Se venció mi visa europea. Era a partir de ese momento un ilegal. Me desconsolé. Sólo quería estar en mi tierra nuevamente.


Unos tres días después recibí una llamada. Saldría un vuelo de prueba; y me habían escogido a mí junto con otros pasajeros como los afortunados que viajarían primero.




Fuimos nuevamente al aeropuerto. Sabia que el vuelo era decisivo para la economía europea. Si caía, aparte de perder mi vida, que ya no tendría mucho valor, la economía de todo un continente se iría al carajo. Entré a la capilla a rezar. Lo tengo que admitir, no profeso ninguna religión; por eso quise ir a todas…bueno en algunas no me dejaron.Las cenizas del volcán tenía el poder de dañar todo tipo de comunicación entre el avión y las torres de control. Además de varios instrumentos de navegación. Nos despedimos como grandes hermanos. Roberto no se movió hasta que me perdí en el horizonte. Y me fui.


Desperté a las siete de la mañana, y el chofer del avión del avión estaba anunciando que aterrizaríamos muy pronto en Lima. Puse mi asiento recto en vertical, y me dispuse a colocarme el cinturón; pero ya estaba enganchado. Eso es lo que no me había dejado moverme toda la noche, pensé.




Vista que pensaba pertenecía
a las partes exteriores
del Jorge Chávez...
 Aterrizamos. Fue increíble, el sentimiento más grande y profundo que había tenido. Estaba nuevamente en casa. Y todo era diferente que hace cinco años. El aeropuerto era otra cosa. El turismo había crecido a horrores, había chinos por todos lados. Me provocó un chifita conde el chino “Ca We Zon”. Salí por la puerta principal del Jorge Chávez. Tomé un taxi donde un broder que hablaba perfecto español, y me dirigí a casa. Lima no podía haber cambiado tanto. Demasiados chinos, me dije. ¡No estaba en Lima! Fuí a un kiosco y pedí El Bocón; y me dieron un plato de arroz blanco. Había llegado a Pekín sin darme cuenta. ¡Me habían traído acá, sin que me diera cuenta!; tenia que hacer algo.




Los HdP
 Le pedí al taxista que me lleve nuevamente al aeropuerto y allí me dirigí al counter. Me dijeron que no podían hacer nada. Los vuelos a Europa estaban suspendidos, y por USA era imposible. Le dije que no era mi responsabilidad, que ellos me habían traído. Metió la mano a un maletín y saco una hoja que yo había firmado. La Puta me dije.

Tomé un taxi y le pedí que me lleven al Internet más cercano. Las noticias eran desoladoras. Nunca llegaría al Perú.

Estaba perdido en Pekín. No conocía el idioma, y muy pocos hablaban Ingles.


Perdido en Pekin
De pronto sonó mi celular alemán. No me había percatado que tenía señal. Era Roberto.

-¿Broder que tal?, ¿llegaste bien a Lima?
-¡¡Cuñao estoy en Pekín!!
-Bien ahí broder, unos chicharroncitos en Lurín, que rico.
-No cuñao, en Pekín.
-¿Pero ahí no venden chicharrones no?
-Broder, lo único que veo son tallarines por todos lados.
-¡Asu broder! ¿Y que tal están, tan buenos?
-No sé, se ven como las huevas, de hecho no como un chifita pero... ¡por la puta madre!, ¡estoy en China huevón!
-¡Manya!, conseguiste chamba al toque por Asia, bien cuñao, rapidazo.
-No idiota, nunca volví a Perú, me trajeron a China.
-¡Manya! ¡y vas a ir a la Muralla?
-¡Conchatumadre! ¡No quiero estar acá!..¡Sólo todavía!
-Asu broder, no te preocupes, te voy a recoger en barco; hoy por mi mañana por ti.



Meditando.
Intentando ahorrar energías
 Siempre confié en mis amigos. Sabía que Roberto vendría. Si él lo había prometido, era porque lo haría. Los forestales no hacen promesas por las huevas, me dije. Me dispuse a esperar haciendo diferentes actividades. La que más me gusto fue Feng Chui. Caminé muchísimo, medité. Hice Yoga. Pasaron los días e iba perdiendo peso. Tenía que controlar mi desgaste de energía y recordé a un pata de Malasia que tenia ya 6 meses sin comer y solo meditaba. Me dije: Yo también puedo ser como él.






Pasaron los días y de pronto a una gran distancia vi a un gordito más alto que el resto de la población normal china. Corría en dirección a donde yo me encontraba, y su abrigo europeo se levantaba a sus espaldas, simulando una capa de superhéroe. Roberto había llegado.

Amo a mis amigos forestales, pensé


Avión europeo llegando...
Roberto había gastado todos sus ahorros para ese viaje en barco. No teníamos como regresar fácilmente a Europa. Solo nos quedaba esperar.

Un día caminando por la calle Chan Chi To; pasó lo inesperado: Un avión procedente de Europa se dibujaba en el cielo. Habíamos sobrevivido al dragón chino. Estábamos a salvo.


Saludos a todos, hace tiempo quería compartir esto con ustedes. Gracias Roberto por el espacio.

Rodrigo MS San Román








2 comentarios:

  1. Gallo!!! eres un grande!!! Me has hecho reir demasiado! jajajaja....

    Ayer caminaba por una avenida nada transitada de Irvine (Una ciudad de California llena de chinos!!) y un carro parado en el semaforo tenia a todo volumen la cancion "Vasos vacios" de los Cadillacs! Inmediatamente me acorde de ti :) y ahora esto! Es demasiado!!! jajajaa TE QUIERO!!

    Gracias Roberto!!!!!

    Made :)

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