A pesar de las drogas que les metí; no me la hicieron fácil.
Muertos por el cansancio; no hicieron más que dormir en la casa de Albaro en Oxapampa; nuestra primera parada.
Pero claro que después de llegar a nuestro destino final, jugaron en su nuevo jardin de varias hectáreas hasta que no puedieron más.
Poco a poco nos fuimos conociendo...
Aprendieron a viajar en bote por largas horas...
Aprendimos a convivir juntos.
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